
Hace poco vi el cartel de la Navidad de Sevilla de este año, y siento decir que, al principio, pensé que era broma. No pretendo desprestigiar el trabajo de Manuel Peña, pues, pese a todo, me parece muy bueno, pero no se hasta que punto la idea no lo es.
Un diseño no debería ser solo una imagen bonita. También tiene que haber un significado detrás y que todo el mundo (o al menos la mayoría) sea capaz de ver ese significado. En este caso, Manuel Peña ha intentado representar al arcangel Gabriel, el brillo de Sevilla en Navidad, la azucena representando la pureza de María e incluso se puede adivinar que las 5 estrellas que representan las 5 esmeraldas de la Macarena ¿Y que ve el sevillano de a pie? Los comentarios van desde el nuevo cartel de una película de Almodovar hasta el próximo cartel para el orgullo gay y es que, indiferentemente de lo buena que pueda ser la idea, la manera de reflejada no parece haber sido la más acertada.
La postura del arcangel es, a mi parecer, lo que más controversia puede provocar. Algunos la tachan de erótica, afeminada o incluso (palabras textuales de algún que otro twittero) amariconada. Entiendo que los ángeles sean asexuales (o al menos eso se dice) y que el señor Peña no quisiera dibujar a un “machote” haciendo de ángel, pero yo no veo a Gabriel en la imagen. Personalmente el personaje parece que tiene mucha pluma (y no lo digo por las alas), posando en una postura muy amanerada y cogiendo la Giralda en una posición muy desafortunada porque, seamos sinceros, el ser humano tiende a ser mal pensado, y no ve al arcangel sujetando la Giralda, si no que ve a la misma como un reflejo de lo que vendría a ser un pene erecto (no nos andemos con rodeo) y es que, por si no fuese suficiente, tenemos la alegoría de la azucena que, mientras que el artista prentendía representar con ella la pureza de la Virgen, el espectador une lo que parece emular la Giralda con esto y tenemos (sigamos hablando sin rodeos) una eyaculación. Tal vez podría haber reflejado la misma idea de otra manera. Haberle dado un vuelta de tuerca o incluso preguntarle a amigos y familiares que veían al mirar el cartel (a lo mejor lo hizo y esta gente no tuvo la mente tan sucia como la mayoría). O a lo mejor, en contra de lo que dice públicamente, hizo el diseño del cartel así intencionadamente porque, siendo honesta, pocas veces he oido hablar del cartel de la Navidad tanto como en esta ocasión.
Conclusión:
Es buena la técnica: Obviamente sí
Es buena la idea: Sí
Ha reflejado bien la idea: No
Tengo más que visto que lo que funciona en tu cabeza, puede luego no funcionar en la vida real y que, aunque tu obra siempre va a estar sujeta a criticas, independientemente de lo mala o buena que pueda ser, hay que tener mucho cuidado con lo que se hace. Eso sí, tengo que sacar algo bueno para Manuel Peña y es que me apuesto lo que sea a que nunca se había hablado tanto de él como hasta ahora y es que, como ya dijese Oscar Wilde: “Hay solamente una cosa en el mundo peor que hablen mal de ti, y es que no hablen de ti.”
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